martes, septiembre 25, 2007

"El laberinto de las aceitunas" de Eduardo Mendoza

He leído esta novela casi sin premeditación, casi sólo porque necesitaba algo que leer... Bueno, no me ha decepcionado :)

Había leído en su día, en el instituto (como pasa el tiempo...), El misterio de la cripta embrujada y hace no demasiado La aventura del tocador de señoras, que son la primera y la tercera novela de esta serie de Eduardo Mendoza que es protagonizada por un personaje caricaturesco, esperpéntico y simpáticamente desastroso, literalmente salido de un manicomio que se ve envuelto (o se envuelve el mismo...) en unas aventuras descabelladas y enrevesadas.

Lo mejor de la serie, y de esta novele en particular no es, ni con mucho, la trama, que no deja de basarse en algún tipo de pretexto (McGuffin para los cinéfilos) Lo mejor, desde luego, es lo disparatado del discurso del protagonista que narra en primera persona toda la historia. Escribe con un vocabulario muy recargado y absolutamente poco creíble, lo que produce el efecto contrario al que puede parecer: es muy cómico.

Aprovechando lo demencial de la trama y del protagonista Mendoza se ríe con ganas de lo que le apetece y logra que pase un poco desapercibido entre los fuegos artificiales de la acción.

Es posible que esta entrega, la segunda, sea la más frenética y acelerada, lo que hace que se lea de un tirón. Tiene elementos autoparódicos muy divertidos y un final en el que para nada se cierran todos los detalles, que da una sensación no sé si de más realidad o de cierre rápido de la novela. Pero, como he dicho, es lo de menos... Lo mejor es poder disfrutar de esa narración alocada y de la verborrea y ocurrencias del protagonista.

lunes, septiembre 17, 2007

"Todos los fuegos el fuego" de Julio Cortázar

Pues, por fin, le he dado el carpetazo final a Cuentos completos/1 de Julio Cortázar. Digo por fin por el tiempo que me ha costado leerlo; mejor, así el sabor de boca es más duradero...

Después de La otra orilla, Bestiario, Las armas secretas y Final del juego, saltándome Historias de cronopios y de famas, que ya había leído en otras vidas, le tocaba ya el turno al libro final de este primer tomo: Todos los fuegos el fuego.

Por un lado se puede decir que son cuentos más convencionales, en contraposición a los de Historias de cronopios... aunque con una alta dosis de experimentación.

Experimenta con lo cotidiano fracturándolo, en La autopista del sur. Es el Cortázar que más me gusta. Es capaz, como en este caso, de llevar a unos personajes de lo más vulgar sacados de unas situaciones de lo más común a unos extremos incomprensibles con una sutileza de prestidigitador, acercándose peligrosamente a la literatura fantástica o también, porqué no, a El ángel exterminador, un viejo conocido de este pequeño blog.

Sigue con La salud de los enfermos, muy bueno, en el que las dobles o triples realidades que van construyendo los sanos para proteger a los enfermos acaban por envolver la realidad misma.

Reunión parece un panegírico del Che, quizás demasiado reflejo de su tiempo...

En La señorita Cora la experimentación toma el mando y hace a los personajes ir tomando la palabra como por por turnos, pero sin esperar a los finales de frase. A pesar de lo extremo de la apuesta el resultado es sólido, la historia se beneficia del estilo y acaba siendo de una introspección de aspecto aunténtico. Me ha recordado, claro, a La señora Dalloway y su flujo de conciencia aunque aquí jugando más fuerte, en primera persona....

Hasta aquí los que más me han gustado, que curiosamente son los primeros...

La isla a mediodía también parte de una situación cotidiana que se va degradando con la obsesión del narrador/protagonista, pero no me ha parecido muy conseguido. Para eso está bastante mejor y con muchas menos páginas Axolotl en Final del juego...

Instrucciones para John Howell es premeditadamente absurdo, con un muy buen planteamiento pero daba para más en el final...

Todos los fuegos el fuego es una especie de híbrido entre La noche boca arriba y La señorita Cora llegando a mezclar dos historias en dos tiempos y espacios diferentes incluso dentro del las mismas frases. Lo mejor para mi el intento y el título. Era tan ambicioso...

Por último El otro cielo que quizás es igual de ambicioso pero que a mi por lo menos me ha resultado más redondo, con la mezcla de lugares, momentos históricos y personajes para costruir un collage que es más homogéneo de lo que pudiese parecer, porque los hila con nexos de ansiedad humana...

martes, septiembre 04, 2007

"El Candor del Padre Brown" de G. K. Chesterton

Curioso. Resulta que vengo de leer una novela de crimen que acaba con una cierta dosis de indeterminismo y me planto en una colección de relatos detectivescos completamente deterministas, pero no en un sentido tradicional. Ni a propósito pude hacer una lectura consecutiva que resulte comparativamente tan absurda como esta. Con razón son esto lecturas aleatorias :)

Y esa distinción en la conclusión de las historias es síntoma de una diferencia filosófica fundamental. Lo que en The thin man es escepticismo, pragmatismo y algo de hedonismo es en El candor de padre Brown una rara mezcla entre la objetividad simple de la Navaja de Occam y la negación de modernas filosofías: materialismo, ateísmo, socialismo, esnobismo, nuevoriquismo, orientalismo... Tiene el libro en general un punto maniqueo demoledor, no exento de verdad. Lástima que se olvide aplicar semejante fuerza demoledora a los católicos, únicos indemnes en este curiosísimo repaso a credos e ideologías varias.

Y es que es difícil criticar al protagonista de esta serie de relatos, al padre Brown, por la sencilla razón de que no se deja :) Se trata de una persona modestísima y de aspecto vulgar y poco llamativo, pero es extremadamente preciso en sus razonamientos y aplica una lógica aplastante, alejada completamente de explicaciones espirituales o metafísicas. Aquí, en la resolución de los crímenes es donde sale a relucir la famosa simplicidad de Occam, aplicada genialmente por Brown: la explicación sencilla es la correcta.

Sin embargo es aquí también donde me ha parecido que tienen más peros estas historias, porque la explicación simplifica la realidad fragmentada del planteamiento pero, a mi jucio, añade, en bastantes casos, demasiados elementos posteriores a dicho planteamiento como para ser la última explicación la única posible. Parece que Brown obtuviese más información que el lector a través de las pistas que se van sembrando, lo que, en algunos casos, da una impresión poco creíble.

Lo mejor de los cuentos, no obstante, no tiene nada que ver con el desarrollo de las historias, ni con la lógica, ni con los personajes... sino con las frase sueltas, aforismos y digresiones geniales de Chesterton en las que se ve la peculiar visión del mundo de esta rara avis literaria.