jueves, noviembre 13, 2008

"Al sur de la frontera, al oeste del sol" de Haruki Murakami

He leído esta novela más rápido de lo que recuerdo desde hace años, en parte por ser relativamente breve, en parte por lo fluido de su estilo.

Y bueno, tengo una sensación parecida a la que siguió a Tokio Blues, Norwegian wood, aunque ésta me ha gustado mucho más. Ambas me dejan un regusto de, no sé, de videoclip. En ambos se subraya muchísimo la música, aquí es menos pop, más clásica y jazz y menos abundante, un poco más sutil. Además Al sur... carece de ese aire de adolescencia maldita y desubicada que parodió JJ estupendamente. Y tiene mejores cualidades, como el tratamiento de los recuerdos y las obsesiones, de sus mutaciones con el tiempo y de cómo cambia a la vez el pasado, el presente y el futuro.

Y ahora una reflexión lateral... Hay algo que no acabo de entender y es lo mucho que cuentan de la historia en las contraportadas... ¿Cómo se puede presentar la novela con detalles que suceden después de un tercio transcurrido y contar detalles fundamentales de las que no se habla hasta que quedan veinte páginas? Supongo que contra el marketing no se puede luchar, pero yo ya me limito a no leer las contraportadas... Porque...

Voy a hablar de la trama. Deja de leer si no quieres saber más.

¿Cómo se puede presentar la historia con su matrimonio feliz y sus hijas, si su mujer no aparece hasta la página 85?¿Cómo se puede decir que está dispuesto a dejar a su mujer si es algo que no asume hasta la página ~200 en un libro de 266? En fin...

martes, noviembre 11, 2008

"2666" de Roberto Bolaño

Hoy mismo he acabado con esta novela enorme en más de un aspecto y contra mi costumbre de últimamente, me he lanzado a comentarla. Y esto ha sido sobre todo porque la he disfrutado mucho.

Es sin duda ambiciosa, explícitamente ambiciosa, y a pesar de ello rara vez se me ha hecho cuesta arriba, más bien al contrario, ha sabido engancharme con la trama y a la vez conducirme por todos sus vericuetos y digresiones sin perder interés por ninguna de ellas. Salvo quizás algunos pasajes de La parte de Amalfitano, esa ambición no se le escapa de las manos o si le escapa lo hace de un modo creativo.

El comienzo, La parte de los críticos, me ha parecido delicioso, aunque seguro que casi nadie comparte el adjetivo. Con un humor en parte mordaz "presenta" a uno de los hilos de esta novela, al escritor Benno von Archimboldi, a través de sus críticos. Y curiosamente, en las casi doscientas páginas que dura esta parte, apenas habla de él, normal pues se trata de un pseudónimo, ni de su obra, algo más llamativo teniendo en cuenta a sus protagonistas. Pero a lo que se dedica casi por completo esta parte es a comentar la labor de los críticos profesionales y sus relaciones tanto profesionales y personales. Traza un bonito cuarteto amoroso, cuatro críticos fans de Archimboldi que se entremezclan emanando humanidad. No se introduce demasiado en sus pensamientos o sentimientos, de hecho le gusta más bien narrar lo que hacen o bien relatar sus sueños. Este gusto por lo onírico, a veces explícito y a veces no, es una de las características más llamativas de la novela, y no de las que más me gustan. Pero en esta parte tiene un estilo deslumbrante y pone el anzuelo y el cebo para las siguientes: la prosa es muy fluida y compleja a la vez. Es capaz, por ejemplo, en un alarde de virtuosismo, de hacer una enorme digresión de seis páginas dentro de una frase, con historias matrioska incluidas. Me ha recordado, por cierto, la famosa primera escena de Sed de mal, por aquello del derroche de talento. Derroche, nunca mejor dicho:
Pero bueno, la técnica sin nada que contar es sólo tramoya y desde luego 2666 no es eso.

La parte de Amalfitano y La parte de Fate quizás sean las que menos me gustan, en parte porque son similares y en parte porque esto sí me parece haberlo leído antes. Se habla aquí de desorientación, hastío, incomunicación, rendición y absurdo. Desde luego esto ya ha sido escrito y quizás mejor. De todos modos se van introduciendo elementos que encajarán al final. Esto y algunos pasajes con bastante mala leche salvan estas partes.

En La parte de los crímenes vuelve otra vez lo mejor de la novela. Quizás precisamente lo que más me gusta es cuando el protagonista se diluye y se van intercalando fragmentos y en esta parte esto es constante, porque se van enumerando los asesinatos de mujeres en Santa Teresa, una especie de espejo de Ciudad Juárez, sin dejar uno, con muchas descripciones de crímenes mezcladas con las vidas de investigadores y afectados. La prosa se vuelve más fluida otra vez. Me encanta la mexicanidad algunos diálogos no dialogados, gran maestro Bolaño en ese arte. Hay que advertir a los lectores sensibles que la trama se torna por momentos truculenta, a veces sólo cruda, pero es eso, la parte de los crímenes, con su relato carcelario incluido.

Y por fin, la última parte, La parte de Archimboldi en la que se cierra y confluye todo, aunque no acaba, no queda muy claro si porque era la intención de Bolaño o si porque le alcanzó la muerte antes. Tampoco creo que importe. Esta parte cambia mucho de registro y comienza irreal, cuasimágico, recorriendo la infancia del alemán Hans Reiter, posteriormente Archimboldi. El tono evoluciona con la edad del protagonista, que en ocasiones deja de serlo, y se va volviendo más real aunque no necesariamente realista, en consonancia con su personalidad.

En una "novela" tan ambiciosa y dilatada caben muchas cosas. Este exceso es claramente buscado, seguramente para encontrar espacio para la experimentación y el hallazgo sin descuidar las historias particulares y la que las atraviesa. Las intenciones de Bolaño, no obstante parece que las tenía claras porque, en un episodio de metaliteratura de los que pueblan sin molestar este 2666, dice:
Ya nadie se atreve con con las grandes obras, imperfectas, torrenciales, las que abren caminos a los desconocido. Escogen los ejercicios perfectos de los grandes maestros. O lo que es lo mismo: quieren ver a los grandes maestros en sesiones de esgrima de entrenamiento pero no quieren saber nada de los combates de verdad, en donde los grandes maestros luchan contra aquello, ese aquello que nos atemoriza a todos, ese aquello que acoquina y encacha, y hay sangre y heridas mortales y fetidez.

viernes, noviembre 07, 2008

"Tokio blues. Norwegian wood" de Haruki Murakami

Tengo una reacción confusa con este libro, porque a pesar de que no me ha parecido que esté mal, no me apetece comentarlo demasiado y, en el fondo, este blog de libros está para pasarlo bien comentándolos.

El hecho es que me ha dejado un regusto, como decirlo, un poco pop, tanto en su banda sonora como en el modo de tratar los temas. Son mucho más interesantes las referencias literarias y musicales que la trama en sí. No es que esté mal contado, qué va, al contrario. Sin embargo creo que el tono no está a la altura de lo tratado: lo que en principio es desorientación, crisis existencial, desorden mental y suicidio se convierte por arte de Murakami en algo ligero, débil. Quizás sea su virtud, pero me resulta extraño y no puedo sentirme del todo identificado, necesitaría más gravedad...

Como ya he dicho, casi dice más con las referencias que con el texto explícito: La montaña mágica, El gran Gatsby, El guardián entre el centeno. Casi una guía de lectura.

No me ha llegado a disgustar no obstante y ya tengo otra de Murakami en el la Pila: Al sur de la frontera, al oeste del Sol. Seguiremos informando.