domingo, enero 11, 2009

"Silvio en el rosedal" de Julio Ramón Ribeyro

Mi lectura de este Silvio en el rosedal ha sido el resultado de una pequeña búsqueda, así que esta es una de las menos aleatorias de estas Lecturas aleatorias. Leí de Ribeyro en las (anti)memorias de Bryce en donde se ensalzaba su persona y su obra. Con lo que, tras otra mención en anobii, me dispuse a encontrarme con el cuentista Ribeyro. Pero da la casualidad de que, a no ser que sea bajo pedido, y aún así, no se puede encontrar en las librerías masivas que frecuento, ya sabéis, FNAC y demás... Entonces recurrí, como en el caso de Olympo y Olympo II, a la biblioteca, esa fuente inagotable y olvidada. Allí, sólo dos obras: ésta y unas memorias. Como las memorias las dejo para cuando sea mayor, elegí esta antología de cuentos.

Y ya he procesado esta antología, en la que efectivamente hay unos cuantos cuentos muy buenos, aunque la media global no sea de sobresaliente. En el prólogo Bryce menciona a Borges y a Rulfo, y posiblemente tiene ecos de ambos, pero yo sin duda lo pondría más bien al lado de Chejov que, todo hay que decirlo, tampoco es mi cuentista favorito. Tiene ese presentar escenas diarias y personajes comunes que se ven envueltos en algún asunto que puede servirles de salida, de evasión o mejora de su día a día y que por lo general recuperan su situación inicial si no la empeoran. Éste podría ser el grueso de los cuentos, los más breves.

Sin embargo los que más me gustan son los menos chejovianos, los más ribeyrianos supongo. En ellos adorna un poco más la presentación y el estilo, limpio no obstante, y llega a lo más profundo. O a mi me lo parece.

La recopilación se abre, estupendamente, con Al pie del acantilado. Una muy poética historia de trabajo, pobreza y obstinación en seguir viviendo. De lo mejor de todo el libro. Los gallinazos sin plumas, que es el que lo sigue, comparte muchos temas y algo del estilo con un resultado menos perfecto.

Hay una serie de cuentos en los que habla de Lima, la sociedad limeña, la nostalgia limeña, algo compartido con Bryce sin duda, que destacan sobre el resto. Sobre los modos de ganar la guerra, nostalgia escolar. El marqués y los gavilanes, nostalgia de la Lima antigua, previa al éxodo rural y a la industrialización. Alienación (cuento edificante seguido de breve colofón) que va en la misma línea pero a la inversa. Si en el anterior el protagonista es un integrante de la vieja sociedad limeña en éste es un zambo seducido por la influencia norteamericana. A pesar de tratarse de un cuento edificante me gusta mucho el modo de describir la adolescencia hormonada y el cruel destino que depara a los personajes, que es por lo menos conmovedor.

Los jacarandás es uno de los mejores. Con un poquito de experimentación y un mucho de amargura, saca una descripción de la sociedad de provincias mientras cuenta una historia casi sin contarla.

El mismo escenario provincial, que acompaña a algún otro de esta colección, forma parte de Silvio en el rosedal que de los que tiene ecos borgianos es el mejor de ellos por su final antiborgiano. Es por definirlo en una frase una búsqueda de la identidad de un hacendado casual, con algún ligero misterio trasversal. Es de una profundidad calmada y extraña.

El resultado final es desigual, pero sin duda por la lectura de los mencionados y de algún otro que habré olvidado, merece mucho la pena. Mi primera opción de lectura eran los cuentos completos. Quizás lo intente alguna vez, si veo el libro, cosa que dudo. Pero lo contaremos aquí si eso sucede.

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