viernes, julio 28, 2006

"Madame Bovary" de Gustave Flaubert

Esta vez nos vamos de viaje a pleno siglo XIX, a Francia, a conocer la historia de Emma Bovary, una mujer a la que le ha tocado vivir una gris vida en provincias y que no se resigna a eso. Anhela y acaba encontrando, aunque no al modo buscado, una vida novelesca. Aspira a una pasión plena, arrebatada, romántica, literaria. No quiere admitir que la vida resulte la mayor parte de las veces insulsa y rutinaria, de lo cual culpa en silencio a su marido, quizás con parte de razón... Es llamativo que el narrador duda a veces en las motivaciones de los personajes y da posibles explicaciones en lugar de ser el típico narrador omnisciente que lo sabe todo a ciencia cierta...

El personaje de Emma me ha resultado un poco estereotípico, pero hay que reconocer que funciona estupendamente como conductor de la historia, como motor argumental. Puede ser que sea por juzgarlo con mentalidad del siglo XX(I), pero tanto el perfil de la protagonista, cándidamente pasional y absurdamente poco práctica, como el desenlace, un tanto moralizante pueden parecer algo misóginos, pero seguramente son el resultado de aquella sociedad, algo más reprimida y misógina que la nuestra.

La historia tiene un secundario de lujo, que es Charles Bovary, su marido. Se le describe como un ser tan plano, tan simple y tan enamorado que solo he conseguido que me cayera simpático a la vez que me compadecía de su falta de malicia y por los desprecios que recibe. También el carácter del boticario, Homais, tiene su punto, pero a la inversa. A este se le describe como un ser aspirante a culto, con intereses y con fe en el progreso y sin embargo resulta cayendo antipático por pedante, entre otras cosas. En esto el final del libro es demoledor :)

Como resumen, dejo una cita, sobre uno de los temas, a mi entender, del libro: la imposibilidad de la comunicación de los sentimientos:
[...] la exuberancia del alma rebasa muchas veces las metáforas aparentemente más hueras, [...] nadie puede expresar nunca en la exacta medida sus necesidades, conceptos o sinsabores, y [...] la palabra humana es como una especie de caldero roto con el que tocamos una música para hacer bailar a los osos, cuando lo que nos gustaría es conmover a las estrellas con su son.


Actualización: Gracias al consejo de mi única y mejor lectora (;)) voy a ampliar esta entrada, un poco pobre para la dimensión de la obra, la verdad.

Hay un aspecto que dejé un poco de lado... y es la decepción de la realidad, algo que comentaba también en la entrada sobre "El perseguidor" de Julio Cortázar. Se trata de esa sensación muy humana. Después de "conocer", de imaginar el absoluto, el ideal, es difícil conformarse o adaptarse a la realidad. Pues bien, eso es algo que le pasaba a Johnny y le pasa, casi en mayor medida a Emma. Imagina pasiones, gozos y emociones calcadas de las novelas románticas y, por desgracia para ella, se acaba topando con el día a día. Es cierto que hace lo posible por evitarlo. Se embarca en aventuras, sobretodo emocionales, para salir de la pobre rutina que le rodea, pero la realidad es terca y los intentos acaban en frustración.

En ese sentido, entre otros, me ha parecido "Madame Bovary" un poco moralista. Parece Emma un mal ejemplo a no seguir en demasiados motivos (amor, dinero, maternidad) como para que no parezca el paradigma de todo lo erróneo, y a la vez, por ello, un poquito poco creíble... pero es muy interesante, tanto personaje como la novela en global. Por cierto que en su época debió parecer todo lo contrario, porque como se cuenta en la entrada de Flaubert en la wikipedia hubo un proceso contra la novela por atentado contra la moralidad...

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