Este libro consta de tres relatos de una longitud media; realmente son bastante homogéneos, casi se podría decir que son distintas versiones de la misma historia. De hecho el primero y el tercero son casi clónicos.
Por comentar un poco los argumentos, en los tres casos se trata de hombres desequilibrados o, mejor dicho, hombres que eligen la locura o se ven abocados a ella. Oé parece que lo deja a interpretación del lector, aunque me inclino por la segunda opción: una elección voluntaria de los protagonistas ante unos acontecimientos verdaderamente traumáticos para ellos. En el primer caso, en el que da título a la recopilación, Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura, es el nacimiento de un hijo deficiente, influenciado además por su padre, que también eligió la locura como salida. En la tercera historia, El día que Él se digne a enjugar mis lágrimas, es también la influencia del padre enfermo y recluido voluntariamente, aunque en este caso se añade su muerte al final de la Segunda Guerra Mundial en unas condiciones mucho menos heroicas de lo que puede admitir. En la segunda, Agüi, el monstruo de del cielo es la dura muerte del hijo del protagonista y la perdida de un ojo en el narrador y también protagonista lo que les hace compartir locura.
En conjunto, lo que menos me ha gustado ha sido el punto psicópata de los argumentos, un pelín macabros, aunque así resulten más convincentes. Tampoco la descripción psicológica de los protagonistas me ha llegado a parecer del todo creíble, pero ¿cómo es una descripción convincente de la locura? :)
Lo que más me ha gustado ha sido el desarrollo de las historias. Lo mejor, para mi, el modo de llevarlas, el modo de presentarlas de un modo abstracto y casi resumiéndolas pero sin contar demasiado. Luego su progreso como en espiral temporal dejando lo más interesante para el final, pero contando lo suficiente en los momentos más oportunos para que el conjunto gane en intensidad. Gran maestro en narración.
Ha habido otras cosas que me han gustado, como la manera de contar la relación empática entre el padre y el hijo (en ese sentido, no en el inverso, por desgracia) en la primera historia, la realidad fragmentada(*) de la tercera historia, con varios puntos de vista y, algo más discutible, más de una interpretación, la relación entre el narrador y el protagonista en la segunda, que me ha recordado mucho a la de El perseguidor, de Julio Cortázar, aunque en este caso a favor de este último.
En general recomendaría su lectura, pero mejor si no se es muy sensible o empático con los protagonistas. Así se podrá disfrutar de las tres historias y de su estructura temporal.
(*) Me gustó la expresión, pero no es mía no. No sé si de JJ tampoco, pero mía seguro que no...
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