martes, septiembre 04, 2007

"El Candor del Padre Brown" de G. K. Chesterton

Curioso. Resulta que vengo de leer una novela de crimen que acaba con una cierta dosis de indeterminismo y me planto en una colección de relatos detectivescos completamente deterministas, pero no en un sentido tradicional. Ni a propósito pude hacer una lectura consecutiva que resulte comparativamente tan absurda como esta. Con razón son esto lecturas aleatorias :)

Y esa distinción en la conclusión de las historias es síntoma de una diferencia filosófica fundamental. Lo que en The thin man es escepticismo, pragmatismo y algo de hedonismo es en El candor de padre Brown una rara mezcla entre la objetividad simple de la Navaja de Occam y la negación de modernas filosofías: materialismo, ateísmo, socialismo, esnobismo, nuevoriquismo, orientalismo... Tiene el libro en general un punto maniqueo demoledor, no exento de verdad. Lástima que se olvide aplicar semejante fuerza demoledora a los católicos, únicos indemnes en este curiosísimo repaso a credos e ideologías varias.

Y es que es difícil criticar al protagonista de esta serie de relatos, al padre Brown, por la sencilla razón de que no se deja :) Se trata de una persona modestísima y de aspecto vulgar y poco llamativo, pero es extremadamente preciso en sus razonamientos y aplica una lógica aplastante, alejada completamente de explicaciones espirituales o metafísicas. Aquí, en la resolución de los crímenes es donde sale a relucir la famosa simplicidad de Occam, aplicada genialmente por Brown: la explicación sencilla es la correcta.

Sin embargo es aquí también donde me ha parecido que tienen más peros estas historias, porque la explicación simplifica la realidad fragmentada del planteamiento pero, a mi jucio, añade, en bastantes casos, demasiados elementos posteriores a dicho planteamiento como para ser la última explicación la única posible. Parece que Brown obtuviese más información que el lector a través de las pistas que se van sembrando, lo que, en algunos casos, da una impresión poco creíble.

Lo mejor de los cuentos, no obstante, no tiene nada que ver con el desarrollo de las historias, ni con la lógica, ni con los personajes... sino con las frase sueltas, aforismos y digresiones geniales de Chesterton en las que se ve la peculiar visión del mundo de esta rara avis literaria.

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